9 de mayo de 2010

kafka y bob esponja


Está bonito que el Stephen Hawking se líe la manta a la cabeza y empiece a fantasear en público con extraterrestres y con una nave que pudiera alcanzar, casi, la velocidad de la luz. Para eso debería la nave ser, al parecer, del tamaño de la del centurión Nova-2 (¿dónde estabais que no leíais a Nova, lector uno, lectores dos y tres?). De ese tamaño, o sea, una meganave, un navón, un navizoncio en el que pudiera caber todo el combustible necesa
rio para alcanzar esa celeridad milagrosa, y con ella todas esas excepciones a la física del árbol y la manzana. Para ir tan fostiao, en suma.

De los extraterrestres dice Stephen que cuidado con ellos, que en la calle todo son narices de trompeta y jijí jajá, pero que cabalmente y considerando la mayor parte de los considerandos, muy bien podrían aparecer, apearse del platillo y nomás darnos por culo sin quitarse las espuelas, de tenerlas. A nosotros. A la humanidad.

Pero pongamos que aparecieran y no fueran tan cabrones, ni fueran un Galactus que se nos comiera (¿dónde estabais, lectores cinco y ocho?). Que no corriéramos, pues, peligro, y tuviésemos que responder a esta su sincera pregunta:¿y cómo son ustedes, la humanidad?

Entonces, una cosa no haríamos. No les enumeraríamos, estéril y agotadoramente: pues, aquí donde nos ve, hemos inventado el portaminas, la brujería, el honor, la acupuntura, el subjuntivo, el seppuku, la bossanova, las despedidas, la mafia, el casco vikingo, los fusilamientos, el corte de UCLA, el heroísmo, el pasaporte falso, la mezquindad, el curling, la cábala, el martirio, el tente astro, la ternura, la renfe, Blueberry, el peletre, la congoja, los arciprestes y la mirinda...

Si tal hiciéramos, no obstante, nuestro alien imparcial diría: ¡pero cómo...! ¡¡¡pero ustedes son MACANUDOS...!!! Y tendría razón, cosa que está bien recordar ahora que la humanidad ha adquirido el vicio de autojuzgarse tan severísimamente y resulta que es ná más una calamidad, un azote, una raza venenosa, egoísta y cruel. Tendría razón el alien, cenizos. Pero seguimos.

Lo mejor sería ir primero al meollo del asunto. Así le diríamos a nuestro ET:

Nosotros, la humanidad, tenemos básicamente dos cosas, de las que mal que bien se derivan, casi infinitas, todas la demás. Son la angustia, la sombra; y la alegría, la luz. Ya la órbita planetaria nuestra nos da una pista, obligándonos a pasar una mitad exacta del existir en lo negro del terruño y otra en lo alumbrado. Pues así también de piel adentro. Y también de piel adentro uno se puede ir a Argentina en invierno y a Finlandia en verano, o bien quedarse enclaustrado en su puto retrete emotivo hasta reventar de pena y chunguerío.

Me salen mazo de tacos, hoy.

Y después iríamos a la cosa simbólica, al suceso concentrado e ilustrador. Por ejemplo, le explicaríamos a nuestro visitante estelar que, allá por el siglo XI, un monje piojoso llamado Pedro el ermitaño recorrió los poblachos apelando a los buenos cristianos para acompañarle a liberar Jerusalén, y se le fueron uniendo hombres, mujeres y niños por miles, y aquello se llamó cruzada de los pobres, armados con azadas, ellos, y espumaderas, ellas, lo que es enternecedor y al mismo tiempo esperpéntico. Y se fueron pallá y terminaron, claro, mitad descuartizados y mitad vendidos como esclavos.

Entonces, diríamos, querido alienígeno, nosotros, la humanidad, molamos mucho porque sigue habiendo gente como los que fueron en la fila de Pedro y gente como los que les pusieron grilletes en los tobillos, y además todo lo que se ubica in bituín.

Pero si realmente hubiera que hacer un esfuerzo supremo de concisión, si nuestro compadre galáctico nos pidiera por favor una frase, sólo una, a modo de síntesis, de píldora informativa astral, le diríamos:

Nosotros, la humanidad, tenemos a Kafka y tenemos a Bob Esponja Pantalonescuadrados. Y ya.

Podría parecer tramposo escamotearle al curioso lo puto peor de la especie nuestra: Pinochet, un concejal del Bloque, Javier Sardá. Pero no hay trampa. Porque todos lo gérmenes de todas las sombras están ya en las páginas de Franz, razón por la cual hay cada poco un congreso de estudiosos. Para ir descubriéndolos, los gérmenes, uno por uno.

Igual, pero sin congresos por ahora, toda la luz, todo el cariño y la risa, la fiesta y el subidón, están dentro de la piña de Fondo de Bikini. En cada uno de los agujeros de ese extrañísimamente conmovedor Spongebob que, así a los pocos, nos ha conquistado a los que hacemos este bloj.
 

4 comentarios:

  1. Menos mal que los alienígenas leen este blog: no dudo de que tus muy acertados razonamientos acaban de salvar a la raza humana del Superflum. Aunque quizás no debiste nombrar a
    Sardá: cuando se está en juicio sumarísimo ante el Vigilante (eso, ¿donde estabais todos?) mejor no dar ideas: como pregunten ¿y ese quien es? no nos salvamos ni aunque el resto de la humanidad estuviese compuesta de madres teresa y vicentes ferrer, fifty-fifty.

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  2. Cualquier planeta en que se encuentre un solo Sardá merece la destrucción y el cataclismo.
    Cualquier planeta que permita a Romay comentar partidos de basket merece el desastre y la hecatombe.
    En realidad, no nos salvaríamos ni recibiendo a los platillos con cientos de conejitas playboy.

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  3. ¿Conejitas playboy? Ayvá, lo que has dicho ¡Machismo, degradación y explotación de la mujer no blogue! Caerán sobre tí todas las Bibianas Aído del país: más te vale que llegue cuanto antes el Superflum!

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  4. ¿Machismo no blogue? Puede, pero has de saber que yo, como Manolo Lama, educo a mis hijos en la solidaridad...

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